Nacido en LUCENA (Córdoba) el 1 de Diciembre de 1941, dentro de
una familia dedicada a la Agricultura, de grandes inquietudes culturales, y con
la economía ajustada propia de aquellos tiempos.
Estudió Enseñanza Primaria y Bachillerato en el Colegio "Nuestra Señora de Araceli" de su localidad de nacimiento, regido por los Hermanos
Maristas. Durante toda su permanencia en el mismo fue alumno becario. Cuando
estudiaba 5º de Bachillerato tuvo lugar el cierre inesperado del colegio, lo que
comprometió su terminación de estudios medios, que pudo superar gracias a la
buena voluntad de unos profesionales que improvisaron una academia para suplir
la falta del colegio. En el examen de Reválida de 6º obtuvo la calificación de
Matrícula de Honor, no pudiendo presentarse al Premio Extraordinario de
Bachillerato, al que fue invitado desde Sevilla, por diversas circunstancias
familiares.
A los trece años comenzó a impartir sus primeras clases particulares de
Matemáticas, actividad que le duró, como apoyo económico, durante toda su vida
estudiantil. Muchas de estas clases le sirvieron para ir profundizado en las
Matemáticas y repasando conocimientos, porque en más de una ocasión tuvo que
explicar en verano lo que acababa de aprobar en Junio. Una buena proporción de
las clases las impartió gratuitamente.
Cursó los estudios de Maestro de Enseñaza Primaria totalmente por libre,
simultaneado sus estudios con sustituciones de maestros y clases particulares.
Obtuvo el título en 1959 en la Escuela Normal de Córdoba, con 18 años. Por su
edad, no pudo presentarse a oposiciones de Maestro Nacional hasta 1961. En las
mismas obtuvo el número 2 de la provincia de Córdoba, siendo destinado a la
aldea de Zambra (Córdoba).
En sus tres primeros años profesionales, de 1960 a 1963, fue nombrado Maestro
interino en su ciudad natal. En ese periodo ayudó a compañeros a aprobar
oposiciones mientras él, por su poca edad no podía presentarse. Todos sus
alumnos lograron plaza. También en esa época ayudó a algún maestro rural no
titulado y a muchos amigos que tenían dificultades en sus estudios.
De
1963 a 1969 fue Maestro Nacional en la mencionada aldea de Zambra, junto a otros
cuatro compañeros, formando un equipo muy unido y lleno de inquietudes. Ayudó a
muchos chicos del pueblo a estudiar el Bachillerato y Magisterio. Dentro de un
entorno rural, en el que algunos alumnos venían desde cortijos situados hasta a
siete kilómetros, el equipo de docentes experimentó técnicas educativas de
corresponsabilidad (jefaturas ejercidas por los alumnos: de limpieza, de
disciplina, de relaciones públicas…) y nuevas técnicas de aprendizaje de lectura
y escritura. Se creó un museo arqueológico escolar formado por los abundantes
restos romanos de la zona, gestionado por los propios alumnos, y se obtuvo una
Mención Honorífica por la gestión del comedor escolar, ya que se daba comida a
35 alumnos disponiendo sólo de 20 becas. La esposa de Antonio colaboró en la
adaptación, decoración y gestión del comedor, así como en el seguimiento de los
muchos problemas que estos niños y niñas tenían para poder asistir a la escuela.
En estos años, su
gran afición por las Matemáticas le hizo plantearse el intentar estudiar la
Licenciatura correspondiente por libre, única forma de lograrlo, dada la
imposibilidad de hacerlo oficialmente. Para ello debía aprobar el
Preuniversitario, cosa que hizo en 1963, mientras simultaneaba el estudio con su
labor docente en la aldea.
Comenzó sus
estudios de Matemáticas, siempre por libre, en 1965, año en que aprobó el curso
llamado entonces Selectivo, en la Universidad de Granada, con la calificación de
Notable en todas las asignaturas. Con muchas dificultades y simultaneando
también con el Servicio Militar cumplido entre 1965 y 1966, fue aprobando
asignaturas en las convocatorias de libres, no pudiendo asistir a las clases
presenciales nada más que tres meses, obligado por la necesidad de cursar las
prácticas en un Instituto de Granada, estando ya casado y con un hijo, y
obligado a pedir un préstamo para costear su estancia en dicha ciudad. Obtuvo el
título de Licenciado en Matemáticas en Junio de 1969. A pesar de sus
particulares circunstancias, había empleado los cinco años mínimos requeridos.
Desde 1969 hasta
1971 fue profesor interino de Matemáticas en el Instituto "Marqués de Comares"
de Lucena. En ese periodo nacieron sus hijos. En 1971 se presentó a las
oposiciones a Agregados de Instituto que, como siempre en su vida, le supusieron
un gran esfuerzo, debido al natural aislamiento en un pueblo, en tiempos que
apenas había licenciados en Matemáticas fuera de las ciudades, lo que
dificultaba la ayuda mutua y el intercambio de manuales o apuntes. Aprobó estas
oposiciones con el número 1 (en ese tiempo las oposiciones tenían carácter
nacional), por lo que pudo elegir el Instituto "Quevedo" de Madrid. En
Septiembre de ese año de 1971 se trasladó a la capital, donde ha desarrollado el
resto de su vida docente.
Desde su incorporación a este Centro y hasta 1978 fue Secretario del mismo,
durante unos años, que debido a la última etapa del Régimen de Franco y primeros
de la Transición, estuvieron llenos de problemas y contradicciones, además de la
inseguridad ciudadana existente en el entorno del instituto. Como consecuencia
de esta situación tuvo que salvar situaciones muy comprometidas, como por
ejemplo negociar el solo, en ausencia del Director, con unas patrullas de
policía que querían entrar a disolver por la fuerza una asamblea ilegal, o
controlar a un gran número de alumnos que cercaron literalmente el aula del
Director profiriendo insultos contra él. En esos años, todo el equipo directivo
era visitante habitual de la Comisaría de San Blas.
En 1973 pasó de Agregado a Catedrático en su mismo Instituto, por haber obtenido
el número 2 en la oposición correspondiente, logrando con ello poder elegir el
mismo Centro en el que trabajaba. Siempre procuró, hasta el fin de su actividad
docente, olvidarse de esa condición de catedrático, presentándose siempre como
"profesor de instituto", salvo que tuviera que hacer frente a alguna
descalificación de esa condición.
En 1978 fue nombrado Director del Instituto Quevedo, a su pesar, mediante orden
directa de la Inspección, en una época en la que era muy difícil contradecir a
los superiores. Ante un nombramiento inevitable, hecho a espaldas de sus
compañeros, decidió delegar en el Claustro el nombramiento de los dos Jefes de
Estudios con promesa previa de vinculación al resultado, por convencimiento
democrático, a pesar de los problemas de coordinación que esto podía conllevarle
Fue de los primeros directores que impulsó los Consejos
Asesores, antes de que tuvieran carácter oficial. Autorizó las asambleas de
alumnos, a pesar de que todavía se consideraban ilegales. Su defensa de las
condiciones de seguridad de sus alumnos le llevó incluso a encabezar una
manifestación no autorizada y a sufrir amenazas muy serias de formación de
expediente disciplinario por parte de sus superiores, debido a un cierre del
Centro acordado como protesta por la inseguridad. En todas estas acciones se
apoyó en la opinión y autorización del Claustro de Profesores, que en esa época,
como e todos los centros, se hallaba muy politizado y con muchos problemas entre
el profesorado Numerario y No Numerario, por lo que su labor de dirección estuvo
llena de dificultades y supuso un gran coste personal.
Cansado por las continuas contradicciones de su cargo en unos tiempos de mucha
confrontación, después de 12 años como directivo, solicitó su cese en la
Dirección en 1983. Detrás dejaba una de las mejores bibliotecas escolares de su
entorno y un aula de Informática equipada con los primeros IBM PC que se usaron
en la enseñanza. En su último año como director participó y apoyó totalmente el
trabajo interdisciplinar sobre Quevedo que obtuvo el Premio Nacional "Giner de
los Ríos", que recogió, a petición de sus compañeros, cuando ya no era director,
de manos del Ministro José María Maravall y el entonces presidente de la entidad
bancaria que concedía el premio, Francisco Fernández Ordóñez.
El Instituto que encontró en 1971, en el que en un solo mes se
tuvieron que denunciar hasta veinte robos y asaltos a personal del centro, se
había convertido, gracias al esfuerzo coordinado de muchos profesores
entusiastas, en un Centro con fama de innovador y en el que se podía trabajar
muy bien.
Liberado de las obligaciones de los dos cargos directivos consecutivos, se
dedicó, en el resto de la década de los ochenta, a promover el uso de los
ordenadores en la enseñanza, especializándose en las aplicaciones didácticas de
las hojas de cálculo y en la programación. Colaboró en cursos y publicaciones
con el Proyecto Atenea y posteriormente con el PNTIC, coordinó el Aula de
Informática y ayudó a formar un grupo de profesores ilusionados por el uso
didáctico de las nuevas tecnologías.
En 1988 obtuvo por concurso de traslados la plaza en el I.E.S. Salvador Dalí,
centro en el que ha permanecido hasta su jubilación. Su primer curso en el
centro coincidió con la convocatoria de premios a programas de ordenador
efectuada por el CIDE y el PNTIC, logrando cuatro premios consecutivos por los
programas SISTEMAT, APUNTES, PRIMER (en colaboración con su hijo Antonio Javier,
que estudiaba computación) y COMBIMAQ, programas todos de aplicación de los
ordenadores a la enseñanza de las Matemáticas. Toda su labor en este aspecto ha
estado centrada en la Informática como instrumento, y no como fin, convirtiendo
siempre la renovación tecnológica en reflexión metodológica, y promoviendo la
espontaneidad de sus alumnos para llegar a los conocimientos mediante la
experimentación.
En su
permanencia en este centro coincidió con compañeros que compartían sus
inquietudes, entre ellos Antonio Pérez por lo que siguió participando en
diversos trabajos de experimentación e innovación, Grupos de trabajo y
Seminarios del CPR de Ciudad Lineal realizados en el centro, Proyectos de
Innovación de la CAM "Materiales audiovisuales, informáticos y manipulables
para las Matemáticas en la ESO, premio de la CAM en el curso 2000-01,
actividades del Año Mundial de las Matemáticas, ...
Hasta el mismo momento de su jubilación continuó experimentando y diseñando
materiales informáticos tanto para su aplicación el aula como para formación
de l profesorado, entre ellos hay que destacar el Curso de Hoja de Cálculo
diseñado para formación a distancia para el CNICE y que en la actualidad se
está impartiendo en varias CC.AA. entre ellas Madrid
En el año 1989 se incorporó a la UNED como tutor de Matemáticas en los
estudios de Psicología, en las asignaturas Psicología Matemática I y
Psicología Matemática II. Esta última, al estar basada en Estadística
Inferencial, constituía una barrera casi invencible para el alumnado que no
había cursado Matemáticas en el Bachillerato. Durante ocho años desarrolló
esta tutoría mostrando mucho interés por sus alumnos, a gran número de los
cuales les salvó la continuación de sus estudios, ayudándoles a superar su
bloqueo con la Estadística. Su éxito con los alumnos produjo tal cantidad de
asistentes a sus explicaciones, que en los tres centros que recorrió se
tuvieron que habilitar los salones de actos o las aulas polivalentes para
poder acoger a los asistentes y a los
turnos de resolución de dudas. Esta actividad tan intensa
le produjo situaciones de agotamiento, por lo que, aconsejado por su familia,
abandonó una tarea que había sido muy reconfortante para él.
En esta misma etapa publicó unos Cuadernos de Matemáticas para ESO. El hecho
destacable es que lo escribió junto a sus hijos, que ya eran ambos profesores
de Matemáticas. Fue una experiencia muy enriquecedora, pues se tuvo que unir
la experiencia de una parte con el ímpetu y la creatividad de la juventud,
además de un cuidado exquisito, por el parentesco tan cercano, en el reparto
de tareas y coordinación del equipo.
Se jubiló en el año 2002, después de más de 40 años de
enseñanza oficial y casi cincuenta desde su primera clase, sin haber dejado de
participar en proyectos y estudios junto a sus compañeros de departamento hasta
el momento de su jubilación. Actualmente sigue colaborando con el CNICE y
algunos CAP en cursos presenciales y a distancia sobre el uso de la Hoja de
Cálculo en la Enseñanza. En el último año ha diseñado un segundo Curso a
Distancia de carácter más elemental en compañía de dos compañeros, siendo su
hijo Juan Luis, uno de ellos.
El cariño a los alumnos, la dedicación de tiempo y esfuerzo en la enseñanza de
las matemáticas, el entusiasmo de seguir innovando y experimentando con nuevos
materiales y recursos le han acompañado hasta el mismo día de su jubilación y
aún después.
Aunque poco amante de participar en reuniones, es miembro de la SMPM desde el
mismo año de su fundación.

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